Llegaron las ansiadas empanadillas de atún, ¡tachán! Un imprescindible sin duda en la cocina para principiantes y, además, útil para aquellos que no tienen tiempo a diario para meterse entre fogones, ya que pueden guardarse y conservarse en la nevera durante unos días.
Así pues, me he lanzado a la tarea. Estuve unos días investigando diferentes recetas en libros e Internet, pero después de contrastarlas todas, llegué a la conclusión de que lo mejor era descolgar el teléfono. Quién mejor para darme la receta que mi madre, que hace unas empanadillas increíbles que recuerdo en la mesa desde que tengo uso de razón, desde los albores de mi infancia. Ya de paso, aprovecho así para dedicarle esta experiencia a ella, que ha pasado un año duro pero esperemos que el siguiente sea la antítesis de 2011 y pueda sonreír mientras me inculca alguna que otra recetilla…
En mi caso, y dada la alergia en mi casa al tomate frito, ketchup y otras variantes de índole artificial, he incluido tomate natural troceadito pequeño en el relleno, pero vosotros podríais hacerlo como prefiráis. Mi amigo Rubén (especialista en empanadillas, corroborado por sus catadores más avezados) aconseja también echarle un poco de queso al relleno. Como era mi primera incursión, he decidido ir a lo clásico, pero prometo innovar en experiencias futuras y os dejo su recomendación por si os aventuráis a probar. También vi en Internet que hay quien le añade un puntito de azúcar al relleno para darle un toque, por si os sirve. Depende mucho de gustos, creo que esta receta en concreto acepta diferentes variantes según lo que le queráis quitar o añadir sin problemas.
Ingredientes:
– Un paquete de obleas para empanadillas (suelen ser de 16, de La Cocinera)
– Una lata de atún en aceite (yo hice 12 empanadillas, si queréis el paquete entero, igual dos latas van bien, pero chiquititas, y puede que os sobre)
– Un huevo duro
– 1/2 tomate natural (lo mismo, poned uno entero si queréis más relleno) o bien tomate frito al gusto
– Una cebolla
– Un puñadito de aceitunas sin hueso (en la foto olvidé ponerlas, pero incluidlas, yo lo hice, porque le dan un toque imprescindible)
– Unas poquitas tiras de pimiento del piquillo
– Aceite
– Sal
– Transistor acompañante
Preparación:
En primer lugar, podéis ir preparando el huevo duro mientras troceáis la cebolla y se calienta el aceite en la sartén. Mi primer fallo de principiante: Me entretuve demasiado con la cebolla y el aceite se calentó tanto que al echar la cebolla, se puso negra al momento. Solución: Empezar de nuevo, pero como fue al principio, no hubo mayores problemas. Lo que os aconsejo: Podéis calentar el aceite mientras picáis la cebolla, pero a fuego medio-bajo. Siempre será mejor que luego la cebolla se vaya pochando poco a poco como me pasó después (da gusto ver cómo al fin sale bien).
Después de pelar y trocear el tomate (olvidad esta parte si es sólo tomate frito) se añade a la mezcla hasta que cambie el color. Después, podéis poner además el atún escurrido, las aceitunas previamente picaditas, el huevo duro también troceadito y apenas cuatro o cinco tiras de pimiento del piquillo (desmenuzadlas antes si son muy grandes). Sazonad al gusto (recomiendo muy poquito, ya tiene mucho sabor). Removed bien y, cuando os hayáis venido arriba con el buen color y la pinta y olor que tiene (los que tengáis extractor de humo, a tope, eso sí), retirad la mezcla a un plato con papel de cocina, para que absorba la grasa.
Esta es la parte divertida, la del relleno, en la que yo ayudaba a mi madre de pequeña y, por supuesto, si tenéis hijos podéis probar a que lo hagan también. Extended unas obleas en la mesa recién limpita (aun así, yo he dejado debajo el papel que traen, me parece más higiénico y práctico para que no se pequen). Con una cuchara, id rellenando las empanadillas por el centro y poquito, para que luego puedan cerrarse correctamente. El siguiente paso es sellarlas con un tenedor (a los niños les encanta, pero cuidado con las uñas y con no limitarse a los bordes, que las obleas son finitas). En mi caso reconozco un pequeño error porque, al dejarlas suficientemente unidas, sólo sellé por un lado, pero reconozco que estéticamente hubiera quedado más bonito hacerlo por las dos mitades. Además, siempre es mejor prevenir para que no se nos salga el interior. Id preparando un platito con papel de cocina, porque después al freír la sartén no os dejará tregua.
Otro error de principiante: Según las instrucciones de las obleas, veréis que pone que el aceite debe estar muy caliente. Como chefs noveles que somos, os recomiendo que no hagáis caso. Apenas puse las empanadillas en el aceite, se me quemaron por un lado en cuestión de menos de un segundo. Enseguida las saqué al dar la vuelta y después modifiqué toda la rutina en la siguiente tanda, con lo que salvé bastante el estropicio. Mi consejo: lo que hice yo con el resto fue poner el fuego caliente (no muy caliente) y no a tope, sino con el fuego medio, aunque suficiente ratito. Que no esté frío el aceite, está claro, pero cuidando siempre que no se quemen. En cualquier caso, el proceso deberá ser prácticamente de vuelta y vuelta, y rápidamente las empanadillas al plato. Habrá que escurrirlas bien con el papel y ¡¡listas para presentar!! Podéis dejarlas enfriar o comer así si os gustan, aunque en cualquier caso un par de minutejos siempre son recomendables para no quemarse.
Recomiendo este plato especialmente, ahora con la crisis, a fin de mes; los ingredientes son baratísimos y, además, las empanadillas piden poco relleno para no desbordarse, con lo que tampoco deberán incluirse grandes cantidades de nada.
Mi resultado:
Los puntos débiles fueron la mitad de las empanadillas un poco chamuscadas (sólo por una mitad, eso sí) y lo que comenté más arriba sobre el sello desigual, aunque fue meramente un fallo decorativo, ya que el relleno quedó muy fijo dentro de todas. Lo positivo es que esas pequeñas taras ya sabemos cómo corregirlas. En cuanto al sabor, que es lo que nos importa, mi catador le da un 8. Mi padre, además, aseguró que le sabían como las de mi madre, pero sería para que le dejara en paz. El caso es que pienso que a vosotros, chefs principiantes, os viene que ni al pelo comenzar por un plato como este. Cuidado con la masa y los fuegos pero, por lo demás, ¡vosotros podéis!
Etiquetas: aperitivos y entrantes, empanadillas de atún